A la gente se le da muy bien criticar a los demás. Somos de los que nos criticamos innecesariamente, nos menospreciamos unos a otros y, en general, nos comportamos de un modo que erosiona el bien colectivo.
No es saludable. No es útil. Y no consigue nada.
Lo contrario es cierto: Cuando nos construimos unos a otros, cuando nos levantamos unos a otros, conseguimos cosas que son imposibles solos. Creamos una comunidad de apoyo y ánimo, una red de personas que creen en nosotros y quieren lo mejor para nosotros.
Cuando nos construimos unos a otros, cambiamos el mundo.